Son esos espacios del vacío, de ese vacío que nos espera en los hoteles de unas horas, son esos rincones de silencios, de flores desdibujadas, de animales petrificados. Es la luz que penetra el vidrio de la ventana sucia dejando ver el polvo flotante, son dos toallas, un jabón, papel de baño rosa, la puerta de metal, los azulejos desgastados y geométricos. Son esos jardines que nadie ve, pero que se recrean en esos silencios que son desinfectados cada mañana cuando dejas esas llaves con el numero hecho a mano en ese llavero de madera vieja, cuando bajas por esos corredores con papel tapiz de playas corroídas, de volcanes enmohecidos. Son los jardines secretos que se esconden nuevamente ante tu mirada desinteresada y desvanecida por la incoherencia de despertar, por la noche que hay que nuevamente olvidar.
Mención honorifica en el festival Black&White
